Un
documento histórico sobre los orígenes y desarrollo del conflicto entre judíos
y árabes en la región Palestina o Tierra Santa es el escrito por el Reverendo James Parkes en 1967 intitulado: “ARABS AND JEWS IN
THE MIDDLE EAST: A TRAGEDY OF ERRORS (JUDIOS Y ARABES EN EL MEDIO ORIENTE: UNA
TRAGEDIA DE ERRORES)
James Parkes (1896 – 1981) nació en la Isla de Guernsey en Channel Islands y fue un clérigo, historiador
y activista social. Comenzó en 1929 con la publicación de The Jew and His
Neighbour creando las bases para una reevaluación Cristiana del Judaísmo Durante sus viajes durante la posguerra, visitó el Mandato
Británico en Palestina. En 1949 escribió el libro A History of the Peoples
of Palestine WHOSE LAND
“(revisado in 1970) publicado por Penguin Books. Se puede descargar la versión en ingles en http://sites.google.com/site/mtevansco/Home/arab-palestinian-conflict-with-israel/parkes.
A
continuación se ofrece una traducción libre del Ingles al Español para hacerlo
accesible a lectores interesados en este tema tan complejo y que crea debates
encendidos.
JUDIOS Y ARABES EN EL
MEDIO ORIENTE: UNA TRAGEDIA DE ERRORES. Por James Parkes
Prólogo.
No
es mi intención con este panfleto proponer términos precisos para avanzar en el
proceso de paz, en el restablecimiento de los refugiados de ambos lados o en
cual seria el futuro de Jerusalem. Mi propósito es el de establecer un marco histórico que se ajuste a
los hechos reales expuestos en la posición tanto de los árabes como de los
judíos y sobre la cual estos tres problemas sean resueltos, que el miedo y la
angustia puedan ser apartados del oriente medio y que las fronteras entre el
mundo Judío y el Arabe, sin importar por donde sean trazadas, puedan ser
abiertas y permeables al trafico normal de cultura y comercio. La idea de
una frontera permanente bajo la forma de
una zona desmilitarizada - aislando una zona de la otra y patrullada por las
Naciones Unidas - solo puede ser provenir de la desesperación.
Una Tragedia de Errores:
Reclamaciones Incompatibles.
Siempre
ha habido Judíos viviendo en Palestina y en la mayoría de los demás países
árabes. Pero, en la segunda mitad del siglo XIX
aconteció un cambio en las
características de las congregaciones
Judías existentes: el ingreso de nuevos inmigrantes provenientes de
Europa del este impulsados más por la idea de un renacimiento del Pueblo Judío
que por la tradición milenaria de Tierra
Santa como centro religioso. El crecimiento de este movimiento iniciado por los
nuevos pobladores fue el que condujo al actual conflicto trágico entre árabes e
israelíes.
La
historia política comienza con la Declaración Balfour
emitida por el Gobierno Británico en 1917 cuando Palestina era parte aún del
Imperio Turco. Tomó la forma de una carta de Arthur (luego Lord) Balfour, quien
entones era Secretario de Asuntos Exteriores, a Lord Rothchild considerado
dirigente principal de la Comunidad Judía en Inglaterra. Esa carta era corta y
se le pedía en ella comunicarle a la Organización Sionista esta
declaración de política gubernamental:
El Gobierno de Su Majestad ve favorablemente el establecimiento en
Palestina de un Hogar Nacional para el Pueblo Judío, y ejercitará su mayor
empeño para facilitar el logro de este objetivo, debe ser entendido claramente
que nada deberá ser hecho que perjudique los derechos civiles y religiosos de
las comunidades no-judías existentes en Palestina o a los derechos y estatus
políticos que gocen los judíos en cualquier otro país
.Esta política fue aprobada por los gobiernos de
Francia, Italia y los Estados Unidos y
la fraseología de la Declaración fue incluida en el Preámbulo del Mandato
emitido por la Liga de las Naciones en 1923. El Mandato aumenta la fuerza legal
a la Declaración pues al citarla y aprobarla hace un reconocimiento explicito
de la conexión histórica del Pueblo
Judío con la Palestina fundamentando así la reconstitución de su Hogar nacional
en esa región
La
reacción árabe a la Declaración Balfour y a todo el texto del Mandato expresado de manera sencilla fue:
Palestina es tierra Arabe la cual no tiene la Gran Bretaña
derecho de darla a los judíos.
Los
judíos, por otra parte, señalan que la Declaración Balfour era un documento
legal confirmado por otros gobiernos y el cual tiene una validez adicional al ser incorporada en el
legalmente incuestionable Mandato de la Liga de las Naciones. De manera simple
la óptica Judía es la siguiente:
Los judíos no han reclamado nada que no les haya sido concedido legalmente
Si
estas dos posiciones representaran realmente la totalidad de los hechos
entonces el rechazo árabe de reconocer todo este asunto estaría justificado
moralmente. La legalidad política no es “per-se” una autoridad moral irrebatible y en ningún
caso un documento legal puede convertir en
moral nada que fuera
fundamentalmente inmoral. Sin embargo, hay una esperanza real de entendimiento
entre árabes y judíos pues ni la visión árabe ni tampoco la judía, tal como
fueron expresadas anteriormente, expresan la verdad total.
Decir
que “Palestina es una tierra Arabe” ignora el amplio registro histórico de esta
región aparte de desconocer que la posición Judía no descansa en la legalidad
de dos documentos del siglo XX sino en
una relación histórica única e interrumpida con la Tierra Santa.
Palestina
Basta
con observar el mapa para apreciar que difícilmente una región como Palestina
pueda describirse adecuadamente como el
país de un solo pueblo. Ella es parte de una región que sirve de puente entre
Europa, Asia y Africa. Es un lugar de encuentro inevitable y reflejará sin duda el paso o el asentamiento de muchos pueblos.
Tanto
el Antiguo como el Nuevo Testamento de la Biblia registran más de 1000 años de
la historia de esta región y en ningún
momento aparece como solamente Judía, Filistea o Griega. Se mencionan en estos
relatos a diferentes pueblos con sus enemistades y alianzas. Hace dos mil años, el Rey Judío Juán Hircano trato de hacer de
hacerla una nación puramente Judía. Un milenio después el
Emperador Justiniano intento convertirla en exclusivamente Cristiana.
Quinientos años mas tarde el Califa Al-Hakim quiso expulsar tanto a judíos como
a cristianos para hacerla totalmente
islámica. Pero, ninguna de estas tratativas florecieron y esta región siempre
ha sido un sitio de encuentro de muchos pueblos a pesar que, con propósitos
políticos, se haya tratado de aumentar
el porcentaje de un elemento étnico en detrimento de los demás.
Palestina
era una región árabe-parlante cuando se pronunció la Declaración Balfour con
una gran mayoría musulmana pero con apreciables minorías judías y cristianas.
La mayoría musulmana comprendía a personas
de la etnia árabe, a otras que eran descendientes de judíos y cristianos
convertidos al Islam e incluso algunos descendientes de habitantes
pre-israelitas del Neolítico, pero la mayoría de ellos habían inmigrado
provenientes de territorios europeos y asiáticos del Imperio Turco. En la Galilea, por ejemplo, había aldeas
Bosnias, Otomanas, Circasianas, Turcomanas y Persas; también se encontraban
aldeanos “árabes” provenientes de Egipto o Marruecos. Así que la idea del
campesino sedentario enraizado a una franja fija de tierra es producto de la
imaginación y así como hubo campesinos que habían venido de otras regiones del
Imperio Turco e incluso mas lejos también podíamos encontrar campesinos palestinos que
se habían mudados a otras provincias otomanas debido a pérdida de la cosecha,
sequía e incluso endeudamientos. Lo mismo pasaba en los poblados aunque eran
más cosmopolitas pues también estaban habitados por gran número de esclavos o
ex esclavos africanos además de comerciantes y funcionarios griegos o turcos.
Asimismo había también una sustancial población de nómadas (Beduinos), algunos de ellos convertidos en nómadas
recientemente debido a que sus villas fueron destruidas por sus enemigos
incluso algunos recuerdan que sus ancestros fueron anteriormente judíos o cristianos
mientras otros trazan su linaje a tiempos pre - islámicos
El
carácter especial de esta región se revela por el hecho que gobernantes musulmanes, árabes, kurdos,
mamelucos o turcos, han reconocido el derecho
de los Cristianos a venir como peregrinos a visitar el país y a los Judíos a venir y
establecerse aquí, por supuesto que bajo la obligación a someterse a las
regulaciones islámicas para los no-musulmanes
y aceptar la humillante condición de inferioridad respecto a los miembros de la
religión musulmana. Al final del siglo XIX el Sultán Turco Abdul Hamid abolió
este milenario derecho a los Judíos debido a que la mayoría inmigración judía
provenía de la Rusia Zarista y este Sultan se sentía abrumado por la insaciable demanda de privilegios y
derechos del gobierno y de la iglesia ortodoxa rusa. Los judíos foráneos
podrían aún establecerse en cualquier
parte de su imperio pero era renuente a que aumentara el número de rusos
que ya habían adquirido grandes propiedades
dentro de Jerusalem y en regiones internas del país
Aparte
del breve periodo bajo gobierno cruzado, cuando Jerusalem era la capital del
Reino Cristiano (1099 - 1187), Palestina
dejo de tener identidad propia luego de la conquista árabe en el siglo VII EC,
no tenia fronteras definidas y era un rincón olvidado de un imperio gobernado
desde Damasco, Bagdad, El Cairo o, últimamente, Constantinopla. No tenía
puertos y hasta finales del siglo XIX ni
tenia carreteras apropiadas para vehículos de ruedas. Por tanto sus habitantes
eran atrasados en un mundo en el cual retraso significaba intolerancia y
fanatismo. Su fertilidad declinaba continuamente. El sistema impositivo turco era grandemente
injusto y desestimulaba la agricultura.
Los granjeros eran cargados con obligaciones financieras y en gran parte del país el sistema de
posesión de la tierra involucraba cambios bienales en la propiedad de tal
manera que un agricultor no era alentado a
enriquecer sus tierras y plantaciones. Adicionalmente, los ataques de los
Beduinos y la rivalidad vecinal, junto
al poder destructivo de los numerosos
rebaños de cabras, completaban un proceso que convirtió a mitad del siglo
XIX a un país que fue rico alguna vez en
otro que escasamente podría soportar una población de medio millón de personas y
los poblados se estancaban por la falta
de comercio e industria. Para finales del siglo XIX se produjo cierto reavivamiento pero
principalmente producto de fuentes
exógenas, Una familia de ricos banqueros libaneses, los Sursok comenzaron a
cultivar la originalmente pantanosa planicie de Esdrelon; los Templarios
alemanes introdujeron reformas en la agricultura; varios grupos cristianos,
católicos y protestantes aumentaron sus escuelas y centros religiosos; y un
nuevo tipo de colono judío comenzó a secar y cultivar en tierras incultas.
Cuando los británicos comenzaron
a hacer promesas tanto a árabes como a judíos durante la primera guerra mundial
debe asumirse que tenían en mente una
amplia región capaz de soportar una población mucho más grande que la existía
entonces. Esta región no les era desconocida pues oficiales británicos ya
habían levantado mapas de toda ella; sus arqueólogos exploraban continuamente
sus antigüedades y los sus clérigos estuvieron en contacto, a través de sus
escuelas y hospitales, con sus habitantes de fe musulmana, judía y cristiana.
No estaban errados al pensar que, sin importar cuales hayan sido los errores
que cometieron, el problema no surgía
del sobrepoblamiento. Palestina fue durante el mandato británico una región de
inmigración y no de emigración árabe. La verdadera ofensa para la mentalidad
árabe no residía en el descuido de sus
intereses materiales sino en el fracaso, según su criterio, de realizar las promesas que les fueron hechas y
la negativa de transferirles la independencia completa que esperaban
Nacionalismo Arabe.
El
nacionalismo árabe era de un relativamente reciente desarrollo cuando estallo
la primera guerra. Se centraba en el simple objetivo de liberarse de la
persecución, ineficiencia y corrupción del régimen turco. El estancamiento que
se extendió por todo el imperio impidió que el movimiento tuviera las raíces
culturales profundas que lo podrían haber enriquecido si hubiera sido posible
bajo los turcos tener universidades, académicos y todo aquello propio de una
sociedad educada. No fue que lo
descartaron sino que no estaban concientes del verdadero carácter de la
pasada gran civilización árabe-parlante. Solo se preocupaban por tener un estado árabe
independiente y esperaban que todo el apoyo que recibieran del gobierno o el
ejército británico fuera dirigido a
lograr esta meta El regateo, los compromisos y la gradualidad
propias de la realidad de la vida política les eran intolerables. Las distintas
promesas que les hicieron los británicos, quienes las consideraban como
posibilidades que emergerían en una situación que aun estaba fluyendo, los
árabes consideraron que habían sido rotas intencionalmente por la política británica de posguerra hacia los
judíos.
La insistencia judía sobre
los derechos legales.
La
actitud de la dirigencia sionista condujo hacia un enfrentamiento inevitable,
sin embargo era tan comprensible como la intransigencia de los árabes. Los
judíos para poder residir durante los
últimos mil años en países cristianos o islámicos dependían de obtener un permiso legal
escrito. En el mundo islámico la valides
legal recaía en las condiciones descritas en el Corán para “el pueblo del Libro”.
Los judíos y cristianos no eran considerados como paganos e idolatras por
Mahoma, contra quienes el Islam debe librar guerras sin descanso. Eran “Pueblos
del Libro” (o sea, la Biblia) que rezaban a un Dios si bien de manera
imperfecta. Eran tolerados pero pagaban elevados impuestos y debían aceptar una
posición general de inferioridad respecto a los musulmanes. Se les permitió
residir en los paises islámicos menos en la misma península arábiga. En el
mundo cristiano su posición dependía de una sucesión de permisos y convenios
mediante los cuales los príncipes autorizaban
los asentamientos judíos. Incluso en países donde gozaban de plenos derechos como ciudadanos debieron obtenerlos mediante la aprobación de
un Acta del Parlamento válida legalmente o un equivalente. Además, estaban conscientes de que tal Acta podía ser
revocada por el mismo cuerpo que la emitió. No era una permanencia inherente o
natural. Cualquier sociedad humana que haya experimentado durante mil años esta
situación le daría un valor exagerado a la legalidad y lucharía vehementemente
contra cualquier desafío a sus derechos legales.
Para los judíos, entonces el texto de la Declaración
Balfour y su confirmación por otros gobiernos, era sagrado. Su encarnación en documentos oficiales de la
Liga de las Naciones, el Mandato, dio al reclamo de un Hogar Nacional Judío en
Palestina una validez irrevocable. Esto no los hacia anti árabes, aunque ahora
es fácil percatarse de que su posición era ilógica. Pero, en gran número de
veces reiteraron sinceramente su disposición a sentarse con los árabes para
discutir su completa posición sobre la base de que aceptaran
la Declaración Balfour y el Mandato en el cual fue incorporado. Pero,
los árabes con igual sinceridad respondieron que no podían aceptar tal
invitación pues no habían sido consultados sobre el tema de esa Declaración.
Ellos habían creado un cuerpo suficientemente representativo capaz de hacer una
protesta formal sobre los términos del mandato antes que hubiera sido emitido y
habían rechazado consistentemente aceptar su justicia. No había nada más que
pudieran hacer a lo cual siguió treinta años de frustración y violencia con el
Mandato. Si bien su propaganda no era siempre creíble y que fueron a menudo sus
peores enemigos al exponer su caso solo demuestra que eran seres humanos que se
pueden equivocar. Pero, tampoco se puede creer en toda la propaganda sionista ciegamente.
Las naciones Unidas proponen
una División
En
1947 la insatisfacción tanto de árabes como judíos con la administración
británica ocasionó en el debilitado gobierno colonial la determinación de regresar
el mandato al ente sucesor de la Liga de las Naciones de quien lo había
recibido. Habían fallado completamente
en satisfacer a ninguno de ambos pueblos. Retrospectivamente podemos ver
que eso era inevitable aunque también que hicieron mucho tanto por unos como
por los otros. El campesino árabe, por primera vez en siglos, salía de deudas;
en el país se construyó una red de carreteras, se avanzó en educación, las
ciudades fueron limpias y saludables y la justicia se ejerció sin
favoritismo. Los judíos, por su parte,
consolidaron tanto sus comunidades que fueron capaces de tornar su “Hogar nacional” en un estado viable. Pero, los británicos de
hecho crearon dos sociedades incompatibles y la Partición de las Naciones
Unidas fue el reconocimiento inevitable
de ello Desde el punto de vista árabe
esto haría permanente e inalterable la injusticia fundamental como consideraban
a la presencia judía. Esta resistencia fue una consecuencia infeliz pero
natural de su resentimiento.
Los
judíos, por su parte, aceptaron el plan de
división aunque recibieron menos
de lo que esperaban. Este plan dividió al país en una especie de tablero de ajedrez. En la Galilea los judíos recibieron la parte
este y los árabes la oeste; en el centro la posición era la inversa y fue invertida de nuevo al
sur de Jaffa. Hubo dos puntos por los cuales se permitía el paso de una sección
a la otra, pero esas porciones deberían haber permanecidas unidas
económicamente. Esa solución debería haber funcionado supuesto que la hubieran
aceptado ambas comunidades, pero la parte árabe no la aceptó.
Del
lado judío había tal impaciencia por tener algún territorio en el cual pudieran
desenvolverse como en su propia casa
que realmente aceptarían archivar todas las dificultades para una consideración
futura y aceptar que incluso en su casilla del damero habría sobre
cuatrocientos mil árabes para medio millón de judíos. Jerusalem, en el plan de
las naciones Unidas, estaría bajo control internacional, pero esto no era
sustentable pues todo, alimentos, drenajes, comunicaciones, dependería de la
cooperación de cada comunidad o de ambas.
La Guerra de 1948-49 y los refugiados
árabes.
Ni
los árabes palestinos ni tampoco los países árabes vecinos se habían preparado
adecuadamente para implementar su rechazo a la Partición; así como tampoco
habían hecho ningún intento para valorar
la capacidad de los judíos para resistirse al ataque. Creyeron que su gran
superioridad numérica les aseguraba automáticamente el triunfo. Comenzaron las hostilidades mediante
la guerra de guerrillas de manera no oficial antes de finalizar 1947
Y,
cuando los británicos desalojaron en mayo de 1948, entonces invadieron
oficialmente el área de las colonias judías por todos lados. Las comunidades
judías aisladas a las márgenes del Jordan y en los caminos al norte y sur de
Jerusalem fueron borradas. Jerusalem quedo aislada pero se mantuvieron las áreas judías principales en la Galilea,
en la planicie marítima y al sur. Cuando las naciones Unidas pudieron imponer
una tregua definitivamente la ventaja estuvo del lado de los judíos. El
reinicio de la contienda marco éxitos judíos adicionales incluyendo la lucha por el importante
aeropuerto de Lydda. En algunos lugares, los árabes obedecieron el concejo de
sus lideres de abandonar sus villas y casas temporalmente hasta que sus ejércitos
hubieran empujados a los judíos al mar. En otros lugares huyeron al temer que
la masacre de Deir Yassin fuera el preludio de otras más por las fuerzas
Judías. En realidad esto fue obra de una pequeña banda terrorista la cual fue
deplorada por los líderes oficiales judíos y por la población en general.
Pero, especialmente en las últimas
etapas de la guerra y en otros lugares, los árabes fueron expulsados por los
soldados judíos que avanzaban. Por estas tres causas se convirtieron en
refugiados medio millón de árabes. Sin embargo, por otra parte, alrededor de
quinientos cincuenta mil se quedaron. Materialmente, la existencia del
problema de los refugiados árabes surgió exclusivamente por la decisión de los
árabes de eliminar la presencia judía por la fuerza y no a causa del plan de
partición.
Como
resultado de la Guerra nació el Estado de Israel con fronteras que fueron
producto de la lucha y no del plan de partición. Esto era inevitable pues un
país “cuadriculado” podría ser posible solamente si dos conjuntos de “cuadros”
colaboraran voluntariamente entre si y los árabes pusieron en claro que
no reconocerían un estado judío ni le darían cooperación alguna. En
consecuencia, Israel capturó y conservó la Galilea occidental y mucho del sur
dejando a los egipcios la ocupación de una franja costera alrededor de la
ciudad de Gaza y a la Legión Arabe Jordana, entrenada por los británicos, el
control de la ciudad vieja de Jerusalem, las tierras altas de Samaria y el área
alrededor de Hebrón, las cuales fueron rápidamente incorporadas a la
Transjordania por el Rey Abdullah quien cambio el nombre de su reino a Jordania
pues su población ahora vivía a ambas márgenes del río
Respecto
a Jerusalem ambos bandos rechazaron la idea de de convertirla en un enclave
internacional. Los judíos retuvieron luchando heroicamente el control de la
ciudad nueva al oeste de la vieja ciudad amurallada plena de sitios sagrados de
las tres religiones. La ciudad vieja cayó en manos de Jordania pero Abdullah no
la tomo como su capital sino que siguió con Amman situada al lado este del río.
Los judíos se comunicaron con la Jerusalem moderna mediante un largo corredor
que atravesaba territorio predominantemente árabe.
Cuando
se impuso finalmente la tregua fue casi imposible recrear las fronteras
propuestas en 1947, pero la Naciones Unidas demandaron que aquellos árabes
quienes huyeron y estaban dispuestos a vivir en paz con sus vecinos judíos
deberían permitírseles regresar. Esta demandan es citada de manera errónea al
omitir la cláusula vital “quienes estuvieran preparados para vivir en paz con
sus vecinos judíos”. De hecho muy pocos estaban preparados para hacerlo. Los
lideres árabes, al inundar los campos de refugiados con propagando incitando al
odio, hacían imposible que el gobierno israelí acogiera mas de algunas decenas
de miles que solicitaron reunirse con sus familiares. Aquellos quienes habían
sido entrenados abiertamente como terroristas y saboteadores o aceptaran la
propaganda de odio difícilmente podrían catalogarse como deseosos de vivir en
paz con sus vecinos. No hubo nada más trágico en todo este conflicto que el
uso que durante diecinueve años se hizo de estas victimas del conflicto para
recordarle al mundo la ira de los árabes
La Tregua de Diecinueve
Años.
El tiempo no ha logrado que las partes se acerquen.
Una tregua problemática marcada por un
constante terrorismo árabe y la
represalia judía y por la campaña del Sinaí hace doce años, persistió hasta la reciente
guerra de los seis días. Esto debido en parte a que el sentido de la justicia
árabe se reciente aún por la mera existencia de Israel aunque no puede
soslayarse que también se debe en parte a la presencia en Egipto de una
considerable fuerza de ex nazis expertos en psicología de la propaganda de
odio. Cuando se reflexiona sobre las actitudes de los germanos, más experimentados
y sofisticados, no sorprende entonces que el mundo árabe y los refugiados palestinos, menos
experimentados, hayan sido engañados por
una propaganda mucho más habilidosa que la del Mufti de Jerusalem antes de la
guerra. Su persistencia e inflexibilidad es característicamente alemana, que
son cualidades que contrastan
notablemente con las de la política
árabe corriente.
Muchos
de estos ex-nazis llegaron a Egipto antes de asumir Nasser el poder pues el Rey
Farouk no era amistoso con los británicos y estuvo dispuesto a darles cobijo. Muchos
adoptaron nombres árabes en especial aquellos quienes venían del ministro de
propaganda Dr. Goebbels o quienes habían servido en la Gestapo. Material Nazi
como los Protocolos de los Sabios de Sión y Mi Lucha de Hitler fueron
traducidos al arábigo. (*)
(*) Distintas informaciones al respecto
han sido publicadas de tiempo en tiempo.
La mas autorizada creo que fue en el periódico Patterns of Prejudice de
Mayo-Junio 1967 intitulado Nazis in
Cairo, que puede ser obtenido del the
Institute of Jewish Affairs, 13-16 Jacob's Well Mews, George St., London, W.I.)
Para
individuos de esta clase la propaganda
anti-israelí era simplemente la
continuación de su lucha anterior contra los judíos y todo aquello que fuera judío. Pero ello
efectivamente no permitía que hubiera ninguna discusión de los problemas reales. No
dejaba ventana abierta para reexaminar el asunto desde ambos lados. Mientras Ahmed Shukeiry hacia declaraciones
ridículas en las naciones Unidas, mientras el número de refugiados árabes era
inflado, mientras los terroristas eran entrenados abiertamente y abastecidos
con armamentos y mientras aquellos que deseaban trabajar en los campos o
incluso hacer negocios en los países árabes eran obligados a aceptar totalmente
el punto de vista “árabe” o sino eran proscritos, aquellos que no siendo ni
judíos ni árabes trataban de ver
objetivamente el problema en su totalidad
no podían hacer nada para tratar de hacer la paz entre ambos
contendientes.
Los Arabes en el Medio
Oriente.
Si
la única solución árabe admisible fuera
una “Palestina Arabe con una pequeña minoría Judía que aceptara la posición de
inferioridad impuesta a los no-musulmanes en la ley Coránica” entonces no habría alternativa sino la
continua repetición de esta lucha. El pueblo Judío no lo aceptaría obviamente.
Pero no es exactamente de esta manera como uno podría construir a partir del
pasado. Los judíos actuales no estarían
más dispuestos a aceptar ser ciudadanos de segunda que los árabes a regresar al
imperialismo y colonialismo que denuncian constantemente y que hizo de ellos
ciudadanos de segunda en sus propios países. Una solución justa solo puede
basarse en igualdad y respeto mutuo e involucra que ambos revaloricen la situación.
La
lucha contra Turquía, el aumento generalizado del nacionalismo en los siglos
diecinueve y veinte y la consiguiente lucha contra el imperialismo europeo cuya
expresión eran los regímenes
impuestos en Siria e Iraq y en el “protectorado” británico
en Egipto, le dieron una exagerada inclinación política al renacimiento árabe
luego de largos siglos de eclipse. Esto
impulsó la aparición de la demanda de una unidad política árabe que
había tenido una breve existencia en el pasado y que era irrelevante para las
potencialidades y reales necesidades actuales. Esto seria básicamente tan
irreal como que los políticos británicos,
suecos, noruegos, daneses, alemanes y holandeses se enfrascasen en una eterna
lucha por dominarse unos a otros en nombre de la unidad Nórdica. Una semejanza
con el caso mencionado se puede apreciar entre
marroquíes, argelinos, tunecinos,
egipcios, sirios, saudíes, yemenitas e iraquíes
quienes guardan entre ellos parecidos en sus características raciales y
lingüísticas, si bien presentan una unidad lingüística en el árabe literario y
en el Corán la cual no tiene contrapartida en los Países Nórdicos.. Sin embargo, estos
vínculos son más culturales que políticos.
El
esplendor árabe en el pasado era mucho más apropiado para el oriente medio
en donde toda el área muestra la misma diversidad interna semejante a la que describí para la Palestina. Esta es una
región abierta al norte, sur, este y oeste; y. la grandeza de los antepasados
del los árabes actuales consistió en que crearon una simbiosis maravillosa de
un conglomerado de pueblos, culturas y tradiciones. No hay mejor descripción de
su génesis que la aportada por el académico americano-árabe Philip Hitti en su
obra Historia de los Árabes. El escribe que: “por la conquista del Fértil
Creciente y las tierras de Persia y Egipto los árabes tomaron posesión no solo
de áreas geográficas sino de los primeros asientos de la civilización del mundo entero. Así que los hijos del
desierto fueron herederos de antiguas culturas con largas tradiciones que se
remontan a tiempos greco-romanos, iranios, faraónicos y asiros-babilónicos
En
arte y arquitectura, en filosofía, en medicina, en ciencias y literatura, en
política, los árabes no tenían nada que enseñar y todo por aprender. ¡Y cuán
voraces mostraron ser en este sentido! Con un agudo sentido de la curiosidad y
latentes potencialidades no evidenciadas anteriormente, estos árabes musulmanes
en colaboración y ayudados por esos pueblos comenzaron a asimilar, adaptar y
reproducir su herencia cultural y estética. En Ctesifonte Edesa, Nisibis,
Damasco, Jerusalem y Alejandría vieron, admiraron y copiaron las obras de
arquitectura, de artesanía, joyería y manufacturas que vieron. Ellos fueron
a todos estos centros antiguos de cultura, observaron y fueron conquistados. Otro ejemplo del vencedor cautivo del
conquistado.
La
llamada “Civilización Arabe no fue árabe ni en sus orígenes y estructuras
fundamentales ni en sus aspectos étnicos básicos. El único aporte árabe reside
en la lengua y, en cierto grado, en el campo religioso. A lo largo de todo el
periodo del califato fueron los sirios, los persas, los egipcios y otros, como
musulmanes conversos o como cristianos y judíos, los principales portadores de la antorcha de la ilustración y
aprendizaje. Pero, los árabes no fueron menos en hacer su propia contribución.
Los académicos árabes, mano a mano con
cristianos y judíos, persas e indios desarrollaron la medicina y farmacia,
matemáticas, especialmente el álgebra, y fueron pioneros en el estudio de
lingüística y gramática analizando y disecando su propio y bello idioma que
fue, de hecho, el cemento que unió todas las diferentes contribuciones. Incluso
judíos y cristianos escribieron en arábigo, así como en sus propios idiomas,
sus tratados de teología y poesía dirigidos a sus correligionarios. Los árabes
también lideraron en estudios geográficos debido a las actividades comerciales
que los llevaron a través del océano
Indico a todas las partes de Asia, y sus rutas de caravanas exploraron sus más recónditos lugares. Los médicos
árabes fueron pioneros en la construcción
de hospitales y servicios así como en salud pública.
No
solo fueron las obras las cuales tomaron
de civilizaciones anteriores sino también la cooperación continua con no-árabes
y no-musulmanes en la política, en la administración y la cultura lo que hizo de la civilización
resultante una de las más grandes de la historia humana. De los dos mayores
autores en medicina uno fue un ex -cristiano
y el otro un ex – zoroástrico. Juan de Damasco, un ilustrado teólogo cristiano fue también
ministro-jefe de un califa.
Lo
mismo puede decirse de la participación Judía en la vida árabe a todos los niveles.
El embajador entre Carlomagno y Harun Al-Rashid fue un judío. La fuente de
información, o desinformación, más
popular sobre el mundo y su pasado, una especie de Herodoto arábigo, fue un
judío persa. La concepción del Mahdi, un líder redentor muy prominente en
ciertas sectas del Islam, puede ser trazada a la influencia de un judío
yemenita. El tratado científico más antiguo en lengua arábiga., un tratado de
medicina, fue la traducción de la
obra de un egipcio cristiano realizada
por un medico judío persa. Estos ejemplos podrían multiplicarse cientos de
veces Muchos de estos hombres
probablemente aceptaron nominalmente al Islam. Esto les haría la vida más fácil
sin tener que cambiar mucho su pensamiento religioso.
En
el norte del Africa y especialmente en la España musulmana, sin embargo, los
académicos judíos ocuparon toda clase de puestos sin tener que profesar el
Islam. El gran sabio Maimónides fue médico de la corte de Saladino. Los judíos
sirvieron como embajadores, visires, ministros de finanzas y en otras
posiciones, mientras que otros artesanos estaban al servicio de las cortes
debido a su excelencia. Los últimos
sobrevivientes son los joyeros judíos yemenitas
quienes continúan actualmente en Israel sus creaciones.
Los Judíos y el medio Oriente.
Debido
a que esto se escribe en 1967 y no en 1917 o 1947, es útil comenzar
recordando que la población judía en Israel esta compuesta en la actualidad en más
de la mitad por judíos del medio oriente quienes en sus tres mil años de
historia, en su mayoría, no tuvieron contacto ninguno con Europa. Ellos son, de
hecho, con la posible excepción de los coptos, identificados como el pueblo más antiguo de todo el medio
oriente. El Antiguo Testamento
registra su presencia en Siria y Líbano, fueron exiliados en lo que se conoce
hoy como Irak, fueron miembros
fundadores de la población de Alejandría, su tradición en el Yemen se remonta a
la época del rey Salomón
Estos
judíos se sintieron poco motivados por la emergencia del Sionismo, pues, al
igual que los árabes, languidecían bajo el desgobierno turco. Pero, el
resentimiento causado por el establecimiento de Israel y la derrota de las
intentonas árabes de echar los judíos al mar los colocó en una posición
insostenible en la región que habitaban. En cierta medida fueron penalizados
oficialmente y expuestos a la violencia de las muchedumbres; su falta de
derechos e igualdad bajo el régimen islámico
los obligó a escapar, y muchos lo hicieron, algunos con pesar, hacia
Israel. Pero, ellos están allí ahora y son un factor político importante en la
situación presente. Adicionalmente, la Guerra de los Seis Días ha añadido
centenares de miles de judíos del norte del Africa, Egipto y otros países
árabes al total de refugiados en el medio oriente.
Nadie
estaría más sorprendido por este giro en el desarrollo de Israel que los
promotores originales del Sionismo; pues, los árabes están en lo cierto al decir
que fueron consideraciones europeas las que dieron impulso a la propaganda y
establecimiento sionista entre los años 1917 y 1947. Fue el antisemitismo
cristiano europeo que convencieron a Herzl de que el pueblo judío necesitaba su
propio hogar nacional. Fue el antisemitismo de Rusia, Polonia y luego la
Alemania Nazi quienes expelieron decenas de miles de judíos europeos a
Palestina para reconstruir allí un hogar
nacional al cual pudieran entrar, en palabras de Churchill “por derecho y no
por sufrimiento”. Y es cierto también que se vieron a si mismos como portadores
de la superior civilización europea en las retrasadas regiones del medio
oriente. Alternativamente, pensaron que constituyan la generación que
“regresaba” a la Tierra de Israel después de casi dos mil años de exilio,
creencia que convencía sólo a ellos mismos. A pesar de su romanticismo, no es
de esperar que el mundo aceptara tal
método para establecer un puente que
pasara por encima de un hueco de dos mil años en la historia ignorando lo que
haya ocurrido entretanto. Pero la peor tragedia esta en que los sionistas
fueron sus peores propagandistas. Ignoraron no solo su argumento más fuerte
sino también su caso real. Ellos no estaban haciendo un puente para unir dos
mil años de historia sino que estaban
aumentando una población judía que nunca había dejado de existir en el país que
había sobrevivido principalmente porque cada sucesivo gobernante musulmán le
había reconocido el derecho a su residencia .Los sionistas ignoraron esta
relación vital probablemente debido a que se oponían al conservatismo religioso
del Judaísmo del este de Europa y veían
a los judíos existentes en Palestina
como exponentes del fanatismo religioso que les desagradaba. Pero,
tomando en consideración la reacción árabe, la real justificación de la
presencia sionista en Palestina es que la presencia judía allí era tan grande
como lo permitían los modestos medios d subsistencia en la Tierra de Israel
El
que los judíos estuvieran finalmente reducidos a una existencia de gueto en
cuatro ciudades: Jerusalem, Tiberiades, Safed y Hebrón se debía por completo a
la anarquía y desgobierno imperantes. Fue inseguro por siglos para los
judíos vivir en pueblos e incluso transitar libremente por el territorio. No tenía nada que ver con el tratamiento de
los judíos en Europa del cual la población local era ignorante.
No
tenían culpa los judíos que su presencia en Palestina no fuera tan notoria como
lo era la Cristiana en el Líbano. Si lo hubiera sido entonces la Declaración
Balfour habría causado conflicto y oposición árabe.; pero ella no originó tal
furia e intolerable sentimiento de injusticia. El real titulo que exhiben judíos
está en la continuada presencia de comunidades
judías en la región, lo cual
tiene una significación global tal
para el pueblo Judío como no la
tiene ninguna otra sin importar lo rica
o numerosa que sea.
Cuando
la autonomía Judía fue destruida por los romanos en el 70 y 135 de la era común (EC), la comunidad Judía más
rica y numerosa estaba en Alejandría. Pero, no fueron los judíos alejandrinos sino la pequeña comunidad de rabinos y sus
discípulos en Yabne, al sur este de Jaffa, quienes desarrollaron un Judaísmo,
el cual era independiente del Templo y de la unidad geográfica, que capacito al Judaísmo y a los judíos para
sobrevivir en su larga dispersión
Cuando
las sucesivas oleadas de los nómadas Turcos y Mongoles invadieron Mesopotamia y
destruyeron la prosperidad de los poblados centros Judíos, descendientes de los
exilados a Babilonia que habían producido el Talmud y sus comentarios,
fue el remanente de los sabios Judíos en
la Galilea quienes realizaron el trabajo esencial de revisar y estandarizar el
texto de la misma Biblia ofreciendo al mundo Judío y Cristiano el texto que
usamos en la actualidad y que fundamenta en mucho la semejanza en la erudición de los
Judíos en el mundo Musulmán y en la
Europa Cristiana.
En
1492 y 1496 la mas ricas comunidades judías medievales, las de España y
Portugal, fueron expulsadas por la influencia de la Inquisición. Muchos de los
fugitivos se refugiaron en el Imperio Turco que estaba en su apogeo como
potencia y cultural. El Sultán les había concedido una generosa autonomía
en Tiberiades y en una amplia
región adyacente para que se establecieran los refugiados lo cual era entorpecido por los ataques constantes de
los beduinos. Pero, el pequeño poblado de Safed, en las montañas de la Galilea, constituyó un
refugio más seguro; allí, y no sólo gracias a Joseph Caro, se uniformó el Judaísmo Rabinico sino que
también evolucionó un nuevo tipo de Misticismo Judío por la obra de Isaac Luria
y sus discípulos que dieron alivio y
calidez a las juderías de Rusia y Polonia durante los sucesivas siglos de
persecución y opresión.
A
diferencia de otras comunidades en el medio oriente la de la Palestina recibió
permanentemente inmigración de otras partes del mundo judío, oriental y
occidental. Su núcleo básico era una comunidad de estudiantes y ancianos
concentrados en el estudio de los libros sagrados pero con pocas oportunidades
de formar una gran familia ni de encontrar maneras de ganarse la vida. Por
mucho tiempo dependieron de la caridad aportada por comunidades de todo el
mundo Judío. Así sobrevivieron y, cuando
aparecía la oportunidad, es fascinante ver como sacaron ventaja para enraizarse
más profundamente a la patria. Safed era el centro de sabios y místicos pero
también desarrolló una base económica sólida
de vida en el tejido de ropa de lana
para los mercados de Palestina y Damasco. Los Judíos de Jerusalem fueron quienes
primero aprovecharon la mejoría en la
seguridad en la última mitad del siglo XIX para tratar de establecer una base
para la actividad agrícola judía.
Finalmente,
a pesar de todas las dificultades y contratiempos y del continuo conflicto
irresuelto con los árabes, fue la judería del mandato quien fue capaz de hacer más para rescatar y asistir espiritualmente
a las victimas del Hitlerismo y de la Segunda Guerra Mundial. La infinitamente más
numerosa y poderosa judería americana solo pudo aportar los fondos.
Es
en esta crónica de fortaleza que la
justicia del reclamo judío debe buscarse, incluso aunque
los sionistas tontamente lo hayan
soslayado en su propaganda. Fue el sentimiento de una relación continua entre
los judíos y su tierra de origen como pueblo lo que motivo a los Británicos proclamar la Declaración Balfour.
Mas aún, es esta continuidad histórica la que hace legitimo considerar el conflicto
presente no como natural e inevitable sino como un infeliz interludio en una
larga historia de cooperación la cual podría ser tan beneficiosa para ambos
pueblos y al mundo en general en el futuro como lo fue antes del estancamiento
por siglos de desgobierno que destruyeron esta región en el pasado.
JERUSALEM
Lo que es especial de Jerusalem no es que este
repleto de lugares sagrados sino que es el único lugar en el cual las tres
religiones monoteísta, judaísmo cristianismo e Islam, están por igual en casa.
En cualquier otro lugar del mundo una religión seria la anfitriona y las otras
las invitadas. En Jerusalem cada una esta presente por derecho propio. Lo cual
no significa que juegue el mismo papel en cada religión, cada una tiene su
razón especial para venerarla.
JERUSALEM JUDIA.
Esta
historia comienza inevitablemente con el Judaísmo. El Rey David conquisto la
ciudad de los Jebuseos en el 1000 a. EC y la convirtió en su capital. Al norte
de esta pequeña ciudad amurallada hay un lugar más o menos elevado llamado Sión
en el cual su hijo, Salomón, construyo el Primer Templo estable para el Dios de
Israel. Previamente, el lugar santo era el “Tabernáculo” asemejado a una tienda
de campaña, recuerdo de los días de vida
nómada durante la huida de Egipto
Desde
ese tiempo en adelante Jerusalem gozó de una creciente veneración en el
pensamiento Judío. Es difícil saber si fue la ciudad que le dió la santidad al
Templo o si fue el templo a la ciudad. Los nombres “Sión y “Jerusalem” son intercambiables
en el profeta y en el salmista. El famoso lamento del exilio en Babilonia
comienza:
En las riveras de Babilonia,
allí nos sentamos, si, nos lamentamos
Cuando recordamos Sión;
Y, unos a pocos versos
posteriores, aparecen las bien conocidas
líneas:
Si te olvidare,
¡oh! Jerusalem,
pierda mi
diestra su destreza.
El
templo de Salomón fue destruido por los babilonios y reconstruido por Nehemías
cuando algunos de los exiliados de Babilonia retornaron en el siglo V AEC. Fue
reconstruido con mucha mayor magnificencia por Herodes El Grande en la época
del nacimiento de Cristo. El santuario mas sagrado para los judíos es el Muro
de los Lamentos, o muro occidental, que
es lo que queda de las murallas construida por Herodes que encerraban el
área del Templo. El lugar donde se supone estaba el templo está
ocupado por edificaciones musulmanas pero, de todas maneras, los judíos
religiosos rechazan entrar a esa área en
parte por la posible presencia bajo el pavimento actual de sepulturas de caídos
en la última defensa desesperada del sitio contra las legiones romanas en el 70
EC y, principalmente, porque se
desconoce la ubicación exacta del lugar más sagrado en el interior del templo:
el mas Santo de los lugares Santos, donde sólo el Gran Sacerdote podía entrar
solo una vez al año. Un judío piadoso no osaría pisarlo.
Durante
todos los siglos siguientes Jerusalem retuvo su centralidad en el pensamiento
judío. Al principio los romanos no les permitían entrar a la ciudad, pero una
vez al año se aglomeraban en el Monte de los Olivos al lado este para atisbar el sitio. Luego, se
les permitió entrar a la ciudad misma y así pudieron lamentarse ante el Muro el
día en que se conmemoraba su destrucción. Solo fue en el siglo V EC que
pudieron establecer su residencia en Jerusalem otra vez. Durante esos siglos su
principal bastión estaba en la Galilea que era casi totalmente Judía. Los
cruzados, en la toma de la ciudad en
1099, masacraron toda la población Judía, quienes regresaron de nuevo, y desde entonces la han ocupado continuamente
aunque su número se contaba raramente en más de centenares
En
el siglo XIX su población comenzó a
aumentar y para 1860 era la más numerosa de las tres religiones.. En 1880
superaban a musulmanes y cristianos juntos y en 1905, cuando creció la parte
moderna situada fuera de las viejas murallas, ya eran dos tercios de la
población total: 40.000 judíos, 13.000 cristianos y 7000 musulmanes.
El
heroísmo de los defensores de Jerusalem en la Guerra de independencia y el
heroísmo de aquellos que, abriéndose paso por las colinas, lucharon para tener abastecidos de alimentos y
armas a los defensores y así evitar que fuera sitiada por hambre y se
rindiera, añade otra página al lugar de
Jerusalem en los corazones judíos
Aparte
que el Muro de los Lamentos es el principal Lugar Santo Judío hay también antiguas sinagogas, tumbas
de Sabios famosos y un antiguo cementerio en las lomas del Monte de los Olivos.
La completa vandalización de todos estos
santuarios por los jordanos es una de las mas tristes, por ser sórdido e
innecesario, pruebas de el odio de los árabes.
Jerusalem Cristiana.
Ya
se menciono que casi todos los gobernantes musulmanes permitieron a los
cristianos foráneos visitar Jerusalem en peregrinación. Les convenía pues así obtenían considerables
beneficios económicos de los guardianes de los lugares santos Cristianos y de
los peregrinos que los visitaban. Los cristianos residentes en Jerusalem eran
súbditos turcos, principalmente y por
tanto miembros de la Iglesia Ortodoxa Griega
e Iglesias Orientales. A partir
de la división del mundo Cristiano siempre hubo rivalidad, a veces violenta,
por la posesión o uso de los lugares santos.
.
La peregrinación como actividad fue reforzada por el
flujo de nuevos miembros que se adhirieron a la Iglesia una vez reconocida
como religión en el Imperio Romano y fue
adoptada por el mismo Emperador Constantino El Grande.
Previamente, hay poca evidencia
de interés en Jerusalem. De hecho su obispo estaba subordinado al de Cesárea en
el patriarcado de Antioquia y solo seria en el siglo V que se convirtió en
patriarcado por derecho propio. Constantino construyó una bella Iglesia en el
sitio supuesto de la crucifixión y
resurrección de Cristo. Ha sufrido múltiples destrucciones y
reconstrucciones y es ahora el gran complejo de templos conocido como la Iglesia del Santo
Sepulcro.que es parcialmente una edificación cruzada, parcialmente una
reconstrucción rusa del siglo XIX y en parte restauración moderna. Sus
guardianes principales son el Patriarcado Ortodoxo Griego y los Franciscanos quienes
representan los intereses del la Cristiandad occidental, pero muchas Iglesias
menores orientales tienen definidos cuidadosamente sus derechos dentro del
complejo. Las interrelaciones entre las distintas Iglesias se rigen por un
complicado estatuto turco del siglo
XVIII que estableció un alegado “status quo”
que fue mantenido por los británicos y luego por Jordania.
Además del Santo Sepulcro hay,
por supuesto, otros sitios sagrados en la ciudad, así como la calle por la cual
se cree que Cristo recorrió entre el sitio romano del juicio y el sitio del
Calvario. Al sur-oeste de la ciudad amurallada hay un barrio enteramente armenio con la Catedral de San James y el
patriarca Armenio. A las afueras de las murallas están otros santuarios, en
especial, la Iglesia de la “Tumba de la Virgen” y el Jardín de Getsemaní. A
pocas millas al sur de Jerusalem se
encuentra la iglesia de la Natividad de Belén donde las diferentes Iglesias
tienen derechos establecidos en el “status quo”.
Alrededor de estos antiguos santuarios
se han agrupado muchas organizaciones cristianas, ordenes Católico-Romanas de
hombres y mujeres, un arzobispado Anglicano, iglesias Protestantes, hospitales
y escuelas aunque ninguna de estas ultimas reclaman derechos en el status quo
oficial que rige los “Lugares Santos”.
Jerusalem Musulmana
La
santidad de Jerusalem a los ojos del fundador del Islam residía en que era el
santuario central de las dos antiguas religiones monoteístas. Fue debido a que
en esta ciudad estaba el sitio del Templo Judío
que la escogió como el escenario
de su milagrosa ascensión al cielo.
Inicialmente
quiso que también fuera el santuario
central del Islam pero la conquista de La Meca puso en sus manos el antiguo
santuario árabe de la Kaaba de esa ciudad. La Meca se convirtió en la primera
ciudad santa, en segundo lugar esta Medina, también en Arabia, donde fue enterrado y Jerusalem ocupa el
tercer lugar. Los santuarios musulmanes se concentran en el área del gran
recinto del templo de Herodes conocida
como Haramash-Shad, el noble santuario. En el sitio del templo el califa Abd
al-Malik construyó con la ayuda de
arquitectos bizantinos el exquisito templo (que no es mezquita) del Domo de la
Roca, restaurado magníficamente ahora bajo auspicios de los jordanos.
Al
sur del Domo de la Roca esta la mezquita al-Aksa, que era originalmente el
convento de la Iglesia de los Caballeros Templarios cuando los cruzados
ocuparon Jerusalem. El Haram contiene también santuarios menores y
modestos centros de piedad y estudio.
Jerusalem siempre fue un centro de veneración y peregrinación y nunca ha
sido capital política bajo el Islam; su nombre musulmán es al-Kuds (el
santuario); las capitales originales de los árabes estuvieron en Tiberiades y
Lydda (luego en Ramle)
Los
regentes musulmanes nunca impidieron que los judíos y cristianos vivieran en la
ciudad. De hecho, como ya se mencionó, los musulmanes eran sobrepasados
numéricamente por los miembros de otras religiones en tanto la presencia de cónsules
europeos diera cierta seguridad. Cada
comunidad tenía su propio barrio, los musulmanes se congregaban alrededor del
Haram al Sharif (Cúpula de la Roca), los judíos, quienes ocupaban primero una
posición al noreste de la ciudad, se agruparon en el área sur cercana al Muro
de los Lamentos. Los cristianos ocupaban la región norte y la mitad oeste con
sus numerosos conventos y otros edificios y con una población permanente
cristiana
La Situación Actual
La
ciudad tiene unas maravillosas murallas construidas en el siglo XVI por el
Sultan Soliman el Magnifico que contiene
la mayoría de los Sitios Santos de las tres religiones. Por tanto debería ser
fácil la creación de un régimen especial, similar al que rige para la ciudad
del Vaticano. Por supuestos hay algunos santuarios fuera de las murallas siendo
el más importante la iglesia de la Natividad en Belén. Pero igual ocurre con
propiedades del Vaticano situadas fuera de su propia área como la iglesia de Letrán en la misma Roma o Castel
Gandolfo situada fuera de la ciudad, etc. El argumento para internacionalizar
toda la ciudad y áreas circundantes es muy débil. El argumento de instaurar
algún tipo de administración religiosa en el cual cooperarían las tres
religiones equitativamente abriría una nueva página en cada una de ellas así
como en la religión en general.
CONCLUSION.
Me
he referido casi exclusivamente en estas páginas a la historia debido a que los hechos históricos reales son
la única base real para una solución. Es muy superficial argumentar como hacen
algunos que “Israel existe y los árabes deberían ser lo bastante realista para
aceptar que esto no puede ser cambiado” La naturaleza humana en este aspecto es
la misma en todas partes y que la
sensación de injusticia puede irritar por siglos, basta con ver las relaciones
entre Irlanda e Inglaterra o entre Francia y Alemania respecto a Alsacia-Lorena y muchos otras
casos para advertir que es así. No es una censura ni a la integridad ni al
realismo árabe insistir en que si la presencia de las comunidades judías como
un socio igualitario en la vida del medio oriente no es vista como justa entonces ninguna
solución impuesta por Israel o por las Naciones Unidas tendría valor permanente.
Use
el término “comunidad Judía como socio
igual” cuidadosamente porque la importancia
de la Historia no implica que se pueda simplemente recrear el pasado mecánicamente. Siempre hubo
judíos en todos los países musulmanes de oriente medio pero como ciudadanos de
tercera clase. Es cierto que en dos aspectos importantes fueron tratados mejor
que a los judíos en el mundo cristiano. Ho hubo la vilficación constante del
Judaísmo que es una de las desgracias de la Cristiandad y no hubo masacres ni
expulsiones exceptuando de la península arábiga. Pero, aparte de unos pocos
ricos mercaderes, quienes incluso tampoco gozaban de seguridad permanente,
estaban sometidos a una humillación constante sin la menor posibilidad de
mejorar. Hoy en día, cuando la identidad de un pueblo se expresa lógicamente
como un estado independiente perteneciente a la comunidad internacional, es una
expresión de la identidad judía
perfectamente legitima que ellos
formen uno de los pueblos independientes del medio oriente.
La
realización de esta razonable necesidad podría haber sido extremadamente difícil
si no hubiera habido el espacio físico para un pueblo independiente. Pero,
entre todos los argumentos nadie ha declarado que no hay territorio para el
pueblo judío ni siquiera que su
concentración en un territorio con el cual tienen asociaciones históricas
únicas implicara que automáticamente los árabes deban irse. No debe olvidarse que Palestina era durante el Mandato una región de inmigración árabe y que los
judíos estaban preparados para realizar su independencia dentro de las
fronteras establecidas por la ONU en 1947 sin pedirle ni a un solo árabe que
abandonara el país o que aceptara ser ciudadano de segunda. Esto podría parecer
excesivamente idealista o quijotesco de
su parte, pero no hay razones para creer que la inmensa mayoría de los judíos
del nuevo estado no habrían hecho todos los esfuerzos para que fuera así. De
hecho, hubiera sido valioso para la región entera que así fuera pues los judíos
no son la única minoría con una identidad primordial y preciosas tradiciones en
lo que de manera imprecisa se llama el
“Mundo Arabe” Casi todos los estados independientes en el oriente medio deberán
finalmente resolver el problema de la relación mayoría-minoría de manera que
les parezca justo a las minorías.
De
manera amplia, no importaría tanto por donde se tracen las fronteras políticas entre Israel y sus
vecinos; el asunto importante seria que
fueran abiertas al flujo normal comercial, turísticos y de relación cultural lo
cual significa que sean reconocidas en general como razonables. “Reconocidas en
general” da a entender que si bien un
individuo común y corriente se podría ver afectado en su día a día, en
sus derechos y necesidades por este proceso,
ellos no deben ser considerados como los de primera importancia. Esto es
así no solo en el caso de judíos y árabes sino también en cualquier parte del
mundo donde se apliquen ajustes sobre
esta base aun cuando tome tiempo y paciencia lograr lo que seria considerado
como justo.
En
el caso de Jerusalem no continuaré discutiendo sobre “algún tipo de
administración religiosa” porque veo difícil imaginar con precisión como podría
ser establecido y mantenido. La santidad de esta ciudad se manifiesta no en un
“pueblo santo” sino en los “lugares santos”,
y ninguno sustituye permanentemente al otro.
……….