martes, 3 de enero de 2012

¿Es el Actual Estado de Israel un Sub-Producto de Europa?

La historia actual de los judíos en Israel es vista, generalmente, como la continuación de la vida comunitaria de los judíos en Europa Cristiana quienes sufrieron durante al menos los últimos 1000 años de persecuciones y masacres a manos de los cristianos hasta el clímax del exterminio total programado por el régimen nazi de Alemania. La convicción de que la solución para este problema consistía en reagrupar a los judíos en una región que les permitiera construir un hogar nacional fue planteada por varios judíos ilustres entre los cuales el más conocido y nombrado es Teodoro Herzl (Budapest 1860- Edlach, Baja Austria 1904). Para ampliar sobre este tema ver esta pagina. Ahora bien, es de hacer notar que desde aproximadamente el siglo XVII la gran mayoría de los judíos en el mundo pertenecía al grupo étnico Asquenazí (alrededor del 80 %) el resto agrupaba a los judíos sefardíes y del medio oriente, por ello, para el común de los europeos decir judío significaba asquenazí. Las comunidades sefardíes sometidas a persecución por la inquisición se dispersaron por el medio oriente, norte de África, lejano oriente y América ocultando su identidad y finalmente fundiéndose con el resto de la población lugareña, salvo un resto que permaneció fiel a sus creencias ancestrales. En tanto, las comunidades judías (asquenazíes) en norte y centro Europa sometidas a sitio por los habitantes cristianos se aislaron del mundo exterior replegándose sobre si mismas, lo cual podría definirse como una especie de estado de "hibernación" social, religioso y cultural en los llamados guetos, hasta que con la Revolución Francesa se les permitió integrarse a la vida económica y social de la región al menos parcialmente y durante un tiempo pues el odio religioso antisemítico  continuo en Europa oriental y Rusia principalmente y de manera violenta. Esto fue lo que causo el aumento desde el siglo XVII de la emigración de los asquenazíes hacia la Palestina Otomana y luego Británica donde se constituyeron en mayoritarios. Al comienzo la emigración tenia un carácter más bien religioso que nacionalista pero a partir del siglo XIX con el surgimiento de los movimientos nacionales e ideológicos adquirió su carácter político claramente identificado con el pensamiento socialista en sus diversas modalidades.   La región bajo dominio Turco mostraba características distintas que se reflejaba en las comunidades judías bajo su influencia. El desarrollo social y político de las comunidades indistintamente permanecía inalterado desde la época de oro del dominio musulmán, no se desarrollo un proceso equivalente a la Revolución Francesa y la Ilustración y en consecuencia no hubo movimientos de formación de naciones sino la continuación del régimen del Califato. Esto incidió en la visión que tuvieron los judíos mediterráneos de la vida judía en Palestina que estaba atada a la practica religiosa y no a un desconocido sionismo político europeo pues, de cualquier manera, podían continuar con sus ritos adaptándose a los altibajos de su condición de "dhimnis" o pueblo subyugado al Islam tanto en sus localidades como en la Palestina Turca.
 La concepción política del sionismo era derivada de la concepción de estados nacionales que surgía en Europa y era planeada para satisfacer las necesidades de vida de estos judíos europeos. En el caso de las comunidades no-asquenazíes las cuales vivían en las regiones conquistadas por el Islam, su estatus socio-económico, político y religioso estaba delineado por las leyes musulmanas que toleran bajo ciertas condiciones y reglas a aquellos que profesan religiones monoteístas (como los judíos, cristianos, y otros) En la región Palestina (que comprendía la actual Israel y Jordania) bajo el Imperio Otomano y luego bajo dominio del Imperio Británico vivían comunidades judías originalmente y mayoritariamente no-asquenazíes hasta el siglo XVII cuando se incrementa la inmigración procedente de Europa Oriental. Lo importante es que estas comunidades que permanecieron desde la destrucción del Segundo Templo de Jerusalem y que persistieron en  sus creencias  y tradiciones Mosaicas permitieron mantener el marco nacional y religioso que sirvió de base para acoger las sucesivas inmigraciones de judíos procedentes de otras regiones de Asia, África y por último de Europa. Este es un punto importante a resaltar pues las ciudades con connotación religiosa como Jerusalem, Hebrón, Safed, la región de la Galilea, entre otras, mantuvieron una significativa población de judíos. Como lo expresa el historiador Ingles  James Parkes:
Durante todos los siglos siguientes Jerusalem retuvo su centralidad en el pensamiento judío. Al principio los romanos no les permitían entrar a la ciudad, pero una vez al año se aglomeraban en el Monte de los Olivos  al lado este para atisbar el sitio. Luego, se les permitió entrar a la ciudad misma y así pudieron lamentarse ante el Muro el día en que se conmemoraba su destrucción. Solo fue en el siglo V EC que pudieron establecer su residencia en Jerusalem otra vez. Durante esos siglos su principal bastión estaba en la Galilea que era casi totalmente Judía. Los cruzados, en la toma de  la ciudad en 1099, masacraron toda la población Judía, quienes regresaron de nuevo,  y desde entonces la han ocupado continuamente aunque su número se contaba raramente en más de centenares  
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… En 1492 y 1496 las más ricas comunidades judías medievales, las de España y Portugal, fueron expulsadas por la influencia de la Inquisición. Muchos de los fugitivos se refugiaron en el Imperio Turco que estaba en su apogeo como potencia y cultural. El Sultán les había concedido una generosa autonomía en  Tiberiades y en una   amplia  región adyacente para que se establecieran los refugiados lo cual  era entorpecido por los ataques constantes de los beduinos. Pero,  el pequeño  poblado de Safed,  en las montañas de la Galilea, constituyó un refugio más seguro; allí, y no sólo gracias a Joseph Caro,   se uniformó el Judaísmo Rabinico sino que también evolucionó un nuevo tipo de Misticismo Judío por la obra de Isaac Luria y sus discípulos que dieron alivio  y calidez a las juderías de Rusia y Polonia durante los sucesivas siglos de persecución y opresión.
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En el siglo XIX  su población comenzó a aumentar y para 1860 era la más numerosa de las tres religiones... En 1880 superaban a musulmanes y cristianos juntos y en 1905, cuando creció la parte moderna situada fuera de las viejas murallas, ya eran dos tercios de la población total: 40.000 judíos, 13.000 cristianos y 7000 musulmanes
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A diferencia de otras comunidades en el medio oriente la de la Palestina recibió permanentemente inmigración de otras partes del mundo judío, oriental y occidental. Su núcleo básico era una comunidad de estudiantes y ancianos concentrados en el estudio de los libros sagrados pero con pocas oportunidades de formar una gran familia ni de encontrar maneras de ganarse la vida. Por mucho tiempo dependieron de la caridad aportada por comunidades de todo el mundo Judío. Así  sobrevivieron y, cuando aparecía la oportunidad, es fascinante ver como sacaron ventaja para enraizarse más profundamente a la patria. Safed era el centro de sabios y místicos pero también desarrolló  una base económica sólida de vida en el tejido de ropa de  lana para los mercados de Palestina y Damasco. Los Judíos de Jerusalem fueron quienes primero aprovecharon  la mejoría en la seguridad en la última mitad del siglo XIX para tratar de establecer una base para la actividad agrícola judía.
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Es en esta crónica de fortaleza  que la justicia del reclamo judío debe buscarse, incluso  aunque  los sionistas tontamente  lo hayan soslayado en su propaganda. Fue el sentimiento de una relación continua entre los judíos y su tierra de origen como pueblo lo que motivo a los Británicos  proclamar la Declaración Balfour. 
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.El real titulo que exhiben judíos está en la continuada presencia de comunidades  judías en la región, lo cual  tiene una significación global tal  para el pueblo Judío como  no la tiene ninguna otra  sin importar lo rica o numerosa que sea.

Mas aún, es esta continuidad histórica la  que hace legitimo considerar el conflicto presente no como natural e inevitable sino como un infeliz interludio en una larga historia de cooperación la cual podría ser tan beneficiosa para ambos pueblos y al mundo en general en el futuro como lo fue antes del estancamiento por siglos de desgobierno que destruyeron esta región en el pasado.

Los acontecimientos que siguen a la instauración del Estado de Israel dieron lugar a que las comunidades judías del medio oriente fueran compelidas a irse perdiendo todas sus posesiones y derechos políticos, económicos  y humanos en general. Esta política de expulsiones se acentuaron con cada una de las guerras que los estados árabes perdían con Israel (1948, 1955, 1967, 1974). La mayoría de los casi un millón de judíos mizrahies que tuvieron que salir de los lugares en los cuales habían vivido durante dos mil años inmigraron a Israel lo cual alteró la demografía del naciente nuevo estado. No obstante que estos judíos, provenientes de países islámicos, constituían solo el 20% de la población judía mundial pasaron a ser más del 50% de los ciudadanos judíos en Israel. Ya de por si esto indica que argumentar que Israel es un enclave europeo es irreal. La mayoría de su población es indígena de la región, se mantuvo su presencia en el tiempo y en la actualidad su idiosincrasia no es europea sino levantina. El ya citado autor J. Parkes lo expresa así:

Nadie estaría más sorprendido por este giro en el desarrollo de Israel que los promotores originales del Sionismo; pues, los árabes están en lo cierto al decir que fueron consideraciones europeas las que dieron impulso a la propaganda y establecimiento sionista entre los años 1917 y 1947. Fue el antisemitismo cristiano europeo que convencieron a Herzl de que el pueblo judío necesitaba su propio hogar nacional. Fue el antisemitismo de Rusia, Polonia y luego la Alemania Nazi quienes expelieron decenas de miles de judíos europeos a Palestina para reconstruir  allí un hogar nacional al cual pudieran entrar, en palabras de Churchill “por derecho y no por sufrimiento”. Y es cierto también que se vieron a si mismos como portadores de la superior civilización europea en las retrasadas regiones del medio oriente. Alternativamente, pensaron que constituían la generación que “regresaba” a la Tierra de Israel después de casi dos mil años de exilio, creencia que convencía sólo a ellos mismos. A pesar de su romanticismo, no es de esperar que el mundo aceptara  tal método para establecer un puente  que pasara por encima de un hueco de dos mil años en la historia ignorando lo que haya ocurrido entretanto. Pero la peor tragedia esta en que los sionistas fueron sus peores propagandistas. Ignoraron no solo su argumento más fuerte sino también su caso real. Ellos no estaban haciendo un puente para unir dos mil  años de historia sino que estaban aumentando una población judía que nunca había dejado de existir en el país que había sobrevivido principalmente porque cada sucesivo gobernante musulmán le había reconocido el derecho a su residencia .Los sionistas ignoraron esta relación vital probablemente debido a que se oponían al conservatismo religioso del Judaísmo  del este de Europa y veían a los judíos existentes en Palestina  como exponentes del fanatismo religioso que les desagradaba. Pero, tomando en consideración la reacción árabe, la real justificación de la presencia sionista en Palestina es que la presencia judía allí era tan grande como lo permitían los modestos medios d subsistencia en la Tierra de Israel

Entonces, es indudable que la óptica con la cual se ha enfocado la historia de  los judíos tal como se enseña y pregona es sesgada y parcial pues toma  la historia de la etnia judía – asquenazí  como la historia del Pueblo Judío en total.
Tal como se aparenta en su narrativa el Israel actual es producto casi exclusivo del desarrollo histórico de ellos  al cual los “otros” judíos se sumaron y ayudaron a partir de 1948 (de aquí que resalte en negritas la opinión de Parkes al respecto).

Como ejemplo de esta visión parcial de la historia: en respuesta a la opinión de una ex funcionaria del ministerio de educación y dirigente de la comunidad originaria de Túnez que reclamaba que en los textos estudiantiles no se tomara en cuenta la importancia básica de las comunidades mizrahies,  el Ministro de Educación de Israel le recuerda que en los textos se refieren a  ellos en algún capitulo y sección de los mismos. Es una falta de visión que se excluya de la identidad judía en Israel a más del cincuenta por ciento de la población
Es de recordar que siempre se ha tomado a los sefardíes y mizrahies como una masa informe que hay que modelar. En el caso de los religiosos, y con la anuencia de los mismos agraviados, se les impone las tradiciones, formas de vestirse y costumbres de los judíos lituanos. Repito, parte de la culpa recae en los mizrahies y sefardíes mismos que no supieron mantener sus costumbres tradicionales. En los años iniciales de la fundación del estado, los jóvenes no-asquenazíes de las tendencias socialistas eran disfrazados a la usanza de la “joven guardia” típico de las juventudes comunistas soviéticas.
Hacer descansar la identidad judía en Israel sobre la visión sionista europea es lo que ha provocado la confusión de pertenencia grupal no sólo entre los no-asquenazíes. Solo la integración de las narrativas históricas de los distintos grupos judíos serviría para  cimentar la nacionalidad israelí sobre bases firmes que justifican el derecho histórico a esa patria y no dedicando un capitulo o sección a los “otros Judios”