miércoles, 15 de junio de 2011

Comunidades Judias en Tierra Santa en el Siglo XIX

Un interesante testimonio sobre la vida de las comunidades Judías en "Tierra Santa" es el publicado en la Revista The Biblical World Vol. 21, No. 1 (Jan., 1903), pp. 17-27: por el Doctor Ernest Guillermo Gurney Masterman (1867-1943), un médico inglés quien vivió en la tierra santa y ejerció su profesión durante 20 años desplazándose entre Jerusalén y Damasco a finales del siglo XIX. En la primera ciudad fue cirujano del Hospital Inglés y además secretario honorario del "Fondo de Exploración de Palestina" Asimismo fue director del Hospital de la Misión Judía fundada en 1840 por la "Sociedad Londinense para Promover el Cristianismo" entre los judíos. 
A continuación se presenta una traducción libre al español de este trabajo que nos parece da una idea fidedigna de como vivían los judíos y como estaban organizados. 

I. LAS DIFERENTES CLASES DE JUDIOS
Hay muchas personas, incluso hoy en día,  quiénes imaginan que los habitantes de Palestina moderna son judíos, o principalmente judíos; por otra parte hay otros quienes consideran que la población judía es tan insignificante que no valdría la pena reconocerlos como un factor de importancia en la  región. Pero, como de costumbre, la verdad esta a medio camino. Numéricamente,  la población judía de la Tierra Santa es pequeña, pero no hay ningún otro sector con tanta importancia en la vida social, política y religiosa así como una influencia tan creciente. A principios del siglo pasado el elemento hebreo en Palestina montaba a  no más de 10.000 almas,  pobres, despreciados, y oprimidos. Incluso, remontándonos  hasta 1874, autoridades tan confiables como el redactor de la Guía de Baedeker calcularon 18, 000 personas  como límite extremo. Veinte años más tarde las mismas autoridades calcularon que ascendían a 50,000. Me aventuraría a decir que hoy en día no baja de 100.000, y esta en constantemente aumento. Pero aun este aumento notable de población no evidencia  el  gran crecimiento de la influencia y riqueza de los judíos  en esta región. La cuestión judía está siendo promovida actualmente, de manera enérgica como foco de atención ante las grandes naciones cristianas, por los miembros de las asociaciones Sionistas las cuales se están multiplicando rápidamente. Independientemente de los resultados últimos que se alcancen, se puede apreciar en el corto plazo inmediato que los judíos han logrado hoy en día de los turcos poderes y privilegios como nunca antes. Los judíos (sobre todo los orientales) y los mahometanos se entienden entre ellos mejor desde muchos puntos de vista  que cualquiera de ellos con los cristianos, en particular con los occidentales. Algunos líderes del "Sionismo" admiten haberse  avenido a algún entendimiento con el Sultán que debería preparar el terreno para "un estado judío" en un  futuro no distante; y  que ''hacia Zion viran muchos  ojos cansados pero iluminados con la luz de esperanza  desde los ghettos escuálidos del sudeste de  Europa”. En vista de esta situación, puede ser de interés  relatar el extraordinario agrupamiento en esta Tierra de hebreos de diferentes lenguas, sus maneras de vida y sus costumbres, en especial aquellas de origen bíblico

A principios del siglo pasado casi todos los Judíos de la región Palestina eran Sefardíes,  o sea,  los Judíos de habla hispana, los descendientes de las aquellas multitudes que, por no  renunciar a su fe, fueron desterrados de España en 1492 por la política desacertada de Fernando  e Isabel.  Así que a  pesar de la larga ausencia fuera de España, una gran proporción de ellos retuvieron su antigua lengua española; y, al igual que en España – ayudados allá  por su contacto con los moros – aquí también preservaron sus características orientales  La lengua judeo-española retiene muchas de las características del español de hace cuatrocientos años, aunque en gran parte nutrido por palabras hebreas y árabes pero escrito e impreso, por supuesto, en letras hebreas. En Jerusalén, Hebron, y Jaffa, así como en muchas partes de Turquía, no sólo  es usado por todo los Sefardíes, sino que también es  adoptado por muchos judíos y, en particular por las  judías que vienen de otras partes, como un modo de la comunicación. Los hombres casi todos saben el árabe además, y muchos hablan el hebreo con cierta facilidad. En Galilea, sin embargo, y al norte de la Palestina propiamente, o sea., Damasco y Aleppo, el árabe es por lo general el único idioma moderno hablado; si un segundo es conocido allí éste será probablemente el francés.
El Sefardí típico es afinado en cara y figura, con rasgos agradables y pronunciados; tiene pelo y ojos oscuros, aunque es bastante común el rubio rojizo. Su vestimenta es similar a la de los  naturales de Palestina-----un fez, que es  una tunica alargada, y zapatillas. Estrechamente aliados con los judíos de habla hispana en asuntos  del ritual, y a menudo también en vestido y aspecto, están los Judíos Magrebíes. Muchos de ellos, también vinieron hace siglos de España, pero esta vez mediando desde el Magreb (una palabra árabe que significa "el Oeste"), es decir de África del norte, sobre todo de Marruecos y Argel. Esta gente habla un dialecto completamente  distinto del árabe de Siria. Los más cultos a menudo saben el francés; pero muchos, sobre todo los más jóvenes, pronto adoptaron el  judeo español. En esta clase encontramos algunos de los más pobres, más ignorantes, y supersticiosos entre los judíos palestinos. En Jerusalén solo se calcula sean más de doscientas familias.
Los Judíos sirios de Beirut, Damasco, Aleppo, y, en otro grupo, aquellos de Bagdad y el valle del Eufrates, son fácilmente distinguibles de las clases arriba mencionadas; con un poco de experiencia es hasta posible decir si un Judío es de Beirut o es un Damasquino, o  Halabi (Judíos de Aleppo), etcétera. Los últimos son suficientemente numerosos para formar una comunidad distinta por si misma. Los Judíos de este grupo hablan el árabe de Siria mucho mejor,  por supuesto, que todos los otros; muchos pueden leerlo y escribirlo utilizando, como regla general, letras hebreas. Ellos están establecidos en todas las regiones de esta tierra; sólo en Jerusalén hay probablemente más de seiscientas familias. Los Judíos de Damasco, aproximadamente diez mil en total, pertenecen a esta clase, pero tienen rasgos distintivos propios. ¡Ellos  reclaman ser descendientes de la guarnición que el Rey David colocó allí para que le guardaran  la ciudad!

Otra clase de judíos que habla el  árabe son los  Yemenitas. Cuando su nombre implica, ellos vienen del sur de  Arabia y hablan un árabe completamente diferente al de los sirios. Esta comunidad ingreso a la “Tierra Santa” comparativamente mas recientemente (hace aproximadamente quince años), y  su número se esta incrementando. Como son de por si súbditos turcos no tienen impedimentos para ingresar a la zona como los que afrontan aquellos judíos foráneos quienes quieren establecerse aquí. Los yemenitas se establecieron inicialmente en Silwan (la antigua Siloam) pero aunque las familias más pobres aun permanecen allí, aquellos quienes pueden se mudan a sitios mejores y más saludables.  En el aspecto general y en el físico éstos son hebreos muy diferentes de los otros grupos. Ellos en todos los aspectos son muy similares a los árabes de Arabia -piel oscura y pelo y ojos negros. Puede ser que ellos más que cualquiera de los otros se asemejen más a sus antepasados del Éxodo. El clima frío de Jerusalén los  afectó a tal grado que muchos murieron de enfermedades pulmonares. Entre los yemenitas había algunos judíos de la India de características muy similares.
Pero, muy diferentes a los mencionados  eran los judíos de Tiflis y vecindades del Cáucaso quienes eran conocidos como Gurgis o Judíos de Georgia. Su asentamiento principal en Tierra Santa estaba en la ciudad de Jerusalén, pero no en el barrio judío, sino cercanos a Serai (esto es, oficinas del gobierno) y también próximos a las afueras de la Puerta de Damasco. A su arribo vestían con los trajes típicos de su país de origen, como Circasianos con abrigos largos hasta los tobillos ornamentados con filas de bolsillos para cartuchos, correa en la cintura,  con porte militar, fuerte, independiente, y bien desarrollado. Ellos han desechado en gran medida sus particularidades del vestido, pero todavía hablan entre sí su lengua, el "georgiano". Ellos son los más hospitalarios y amistosos de todas las comunidades judías. Estrechamente aliado a éstos son los inmigrantes de Daghestan, que llamamos por lo general Kurdi, judíos quienes hablan, incluso, otra lengua. Ellos son mucho menos en numerosos. Ambos grupos son súbditos rusos
Otro grupo de Judíos bajo protección rusa que se han instalado en Jerusalén en número creciente en los últimos  diez años, más o menos, son `los Judíos Bujaros, procedentes de Bujara y Samarkanda,  en el Asia central. Ellos son los más acaudalados de todas las comunidades; y sus casas, en una colina al norte de la ciudad, son un gran avance respecto a  las casuchas miserables que están siendo erigidas por otras comunidades. Su apariencia física es de hombres altos y fuertes, tendiendo  a la corpulencia. Los rabinos se visten de un modo más favorecedor con trajes grises largos, gorras de Astracán ásperas, y botas muy ceñidas; mientras las mujeres, excepto aquellas que  han adoptado la ropa de esta región prontamente, llevan puestos trajes sueltos pintorescos de los matices más fantásticos. Muchas de sus casas son amuebladas con buen gusto, sobre todo respecto a las alfombras. Ellos hablan una lengua propia, pero se comunican con sus hermanos de la casa de Israel con el hebreo, que muchos dominan con soltura. Debemos mencionar brevemente a algunas otras pequeñas comunidades como los Judíos áyami  de Persia, que hablan el persa; los Judíos de Orfa y Armenia; Judíos de la India, Singapur y China, etc. Todos éstos, junto a los Sefardíes, conforman lo que se podría llamar  “Judíos del Este."
Queda aún por mencionar el gran grupo constituido por los judíos Asquenazíes o judíos occidentales quienes son  mayoría en la judería mundial y, en la actualidad, mas de la mitad de la de Palestina. Son aquellos quienes fueron nuestros vecinos en el norte de Europa (Rusia, Polonia, Alemania, Austria, Francia e Inglaterra) así como en America, de tal manera que la mayoría de las personas europeas asocian judío con asquenazí. En Palestina es sólo en el segundo cuarto del siglo pasado (XIX) que ellos pudieron poner pie firme.  Y es, más que cualquier otra cosa, su "vuelta" durante el cuarto de cierre del siglo diecinueve lo que ha aumentado la población judía a sus dimensiones presentes. (Ellos fueron desterrados en 1721, y sus edificios confiscados. En 1832 les permitieron volver, y en 1836 se les permitió  restaurar su sinagoga grande `o mejor dicho de sus ruinas, sobre las que construyeron su principal actual). Esta clase de judíos hablan una lengua conocida como “Yiddish” o judeo-alemán, se deriva de una lengua  alemana antigua pero que recibió añadiduras en varias regiones de Europa que casi  la convirtieron en una lengua distinta; así, en Polonia, en Rusia, etc., se amplió con la adición de palabras polacas, rusas y de otra lenguas. Pero, sin importar donde se hablara siempre estaba presente un numero variable de palabras hebreas. Así se le llame judeo-alemán, difiere mucho en construcción gramatical, pronunciación y vocabulario del alemán moderno lo que la hace ininteligible cuando es hablada por un judío polaco o ruso a la mayoría de los alemanes. El  aspecto físico y muchos hábitos de los asquenazíes, producto de largos años de  opresión, pobreza y ambiente insalubre, contrastan grandemente con los de las otras clases de judíos mencionados. Pero, antes de criticarlos con severidad debemos recordar que fue la Europa “cristiana” quien los persiguió obstinadamente durante largos siglos Fueron obligados a “mudarse” una y otra vez y, cuando ya no podían alejarse mas fueron llevados a una situación que les imposibilitaba todo desarrollo mental o corporal. De talla baja, sucios y despeinados solo les quedaba su fe que fue la que los hizo sobreponerse en todas esas circunstancias. Años tras años en centenares saliendo de esa situación terrible vinieron a la Palestina para pasar sus últimos años o meses dedicados al estudio y la oración y a ser enterrados en la Tierra Santa. Las dos grandes sectas de asquenazíes  están representadas en Jerusalén. Ellos son los Perusim o Fariseos y los  Jasídicos, una secta derivada hace  aproximadamente doscientos años, pero cuyos principios no difieren en mucho del grupo del cual proceden. Ambos son muy estrictos en el cumplimiento de todos los preceptos Talmúdicos. Se caracterizan por oponerse a  todo cambio; y, como veremos, cuentan con poderosas armas para resistir los embates en ese sentido.
Además, aparte hay dos pequeños grupos aislados de aquellos a quienes ellos reclaman como sus hermanos y totalmente extraños al cristianismo y al mahometismo y que deben ser mencionados antes de dejar esta parte del estudio. Ellos son los Caraitas y los Samaritanos. Los primeros forman una muy pequeña comunidad y viven en un bloque de casas en el barrio judío. Han sido denominados “Los protestantes del Judaísmo” y este nombre podría representar sin dudas un aspecto de su vida. Son tratados por el resto de los judíos como lo seria una comunidad de protestantes en el seno de una gran población de intolerantes Católicos Romanos. La secta fue fundada por Ana Ben-David en la segunda mitad del siglo siete y su  idea parecería ser la de dar una interpretación diferente (aunque en líneas paralelas) a aquellas dadas en los libros del Talmud sobre las dificultades que la Ley planteaba. Durante muchos siglos desde entonces han cambiado sus puntos de vista y afirman que se apegan mas al Antiguo Testamento que a las tradiciones sagradas. Su hogar estuvo en la Crimea y algunos escritores judíos afirman que ellos descienden de los Jazaros, una tribu no semita que se convirtió al Judaísmo. Hubo un tiempo en que fueron más numerosos en Palestina, especialmente en Damasco, donde un gran cementerio, que una vez fue de ellos, es su único monumento recordatorio. Los caraitas en Jerusalén afirman que algunos de sus antepasados provinieron de Damasco como resultado de una orden  divina para que se asentaran en la Tierra Santa.
En situación parecida pero de menor interés histórico es la pequeña y aislada comunidad sobreviviente de los Samaritanos en Nablus que es la antigua Siquem (Shjem). Agrupan menos de doscientas almas y, considerando el alto grado de endogamia que practican, es maravilloso que no hayan desaparecido por un proceso de extinción natural. Esta interesante comunidad sólo será  considerada brevemente aquí. Pero, si se le quiere examinar a fondo debido a su historia y costumbres especiales, debería dedicárseles exclusivamente a ellos un artículo. Un relato de la celebración de la Pascua (Pesaj) que realizan apareció en el Palestine Exploration Fund Quarterly Statement, January, 1902.)
De lo descrito anteriormente se desprende que los judíos en Jerusalén hablan muchas lenguas y dialectos diferentes. Las más comunes son el judeo-alemán, el judeo-español y el árabe (en tres dialectos que son el sirio, el magrebí y el yemenita); pero, el inglés, francés, alemán, ruso, italiano, griego, turco, georgiano y persa, así como lenguas propias del Asia central e India, son de uso diario regular en los hogares de los judíos. Las personas más educadas de todas las comunidades judías emplean el hebreo para relacionarse.
Más conspicua  que las diferencias en lengua, vestido, y aun que los hábitos sociales (aunque tengan, como mostraré más tarde, una enorme cantidad de costumbres  en común) es la diferencia maravillosa en características físicas. Esto es un algo que no ha recibido todavía una explicación satisfactoria, pero no cabe duda de que todas las clases de Judíos han recogido las características físicas principales de las personas entre quien ellos han morado mucho tiempo. Sin importar como estén vestidos, es posible reconocer  la clase a la cual el judío pertenece. En términos generales, los rasgos faciales, la  forma de la cabeza, la fisonomía ha sido en cada tierra profundamente modificada. El aspecto semita típico, como se aprecia en el árabe puro, sólo es visto hoy marcadamente  en el judío yemenita. De esta manera, el judío ruso y el campesino ruso cristiano, el judío georgiano y el mahometano Circasiano, el judío de Marruecos y el árabe magrebí, todos muestran semejanzas físicas indudables. En todos los casos, cuando la residencia ha sido por muchas generaciones, ha ocurrido esta modificación. Se ha alegado que la causa reside en los matrimonios mixtos con no-judíos, y que la pureza alardeada por el grupo hebreo es un mito. Este es, creo, un error. El matrimonio mixto ha ocurrido y ocurre realmente. Conozco en Jerusalén a algunos muchachos negros quienes  nacieron Judíos  solo que  sus madres negras eran prosélitos. Pero no hay ninguna prueba que, por lo menos durante muchos siglos, cualquier gran número de mujeres gentiles haya deseado renunciar a su religión y aliarse con esta la raza perseguida y despreciada. Debería indagarse  en el alimento, el clima, la altitud, y las condiciones meteorológicas generales  las influencias que han moldeado estos variados tipos.
 II. LA DISTRIBUCION DE LOS JUDIOS.
Hay seis grandes centros de residencia de los Judíos en Palestina: Yafo, Damasco, y las cuatro "ciudades santas ''---Jerusalén, Hebron, Safed, y Tiberiades. Estas dos últimos no son tan "claramente santas" como las ciudades de la historia bíblica; su santidad está relacionada con la subida del Talmud en caso de Tiberiades, y con escuelas antiguas para interpretación Talmúdica en caso de Safed. El Sanedrín, después de varias mudanzas, se instaló en   Tiberiades a la mitad del II siglo DC., bajo el famoso Rabino Yehudá  Hakodesh; y a partir de este tiempo Tiberiades fue el punto central del aprendizaje del judaísmo durante varios siglos. Precisamente aquí fueron compilados  tanto la Mishná como la Guemará. (Memorials Palestine Exploration Fund, Vol. I, p. 417)
Tiberiades fue alguna vez una '' ciudad sucia, prohibida a los Judíos porque se construyó (se decía) sobre tumbas antiguas; pero, después, al ser  expulsados de Jerusalén, la Galilea se convirtió en  la gran fortaleza de los Judíos ortodoxos, Tiberiades se hizo prominente. La subida de Safed a la posición “de una ciudad santa" esta envuelta en el misterio. No es un sitio nombrado en las  escritura; carece de  asociaciones  interesantes; no está claro por qué los Judíos la escogieron, a menos que, quizás, sea  por su amplia panorámica sobre el mar de Galilea y la Tierra Prometida. En el siglo dieciséis, tres siglos después de que fuera inicialmente habitada por los Judíos, devino en la casa de una serie de grandes estudiantes del Talmud, quienes, por medio de una imprenta, difundieron ampliamente la fama de este centro de aprendizaje el cual,  desde entonces, ha sido el favorito del judaísmo ortodoxo y sólo segundo en santidad después de Jerusalén. Se ha  clamado que el Mesías  se elevara sobre el lago de Galilea y levantara su estandarte victorioso en Safed. (En el Talmud esta ciudad es llamada Tzephath).  En estas seis ciudades se congregaron principalmente los judíos.
Los judíos de Damasco son de  por si una clase. Se caracterizan por ser árabe-parlantes, laboriosos, no son ultra ortodoxos ni tampoco religiosos en demasía. Ellos no reclaman  mérito especial como habitantes de la “Tierra Santa” porque su ciudad estaba localizada  fuera de ella.  Inicialmente llegaron a Yafo y algunos permanecieron allí. Esta ciudad es también un gran centro comercial. Pero, vivir en Yafo no es como vivir en una genuina “Ciudad Santa”. En Hebron, Tiberiades y Safed un gran sector de la ciudad esta poblada por judíos; en mayor  proporción en las dos últimas mencionadas, y en cada uno de los casos son las colonias más pobres y sucias. En Jerusalén los judíos se extienden su presencia  por todos lados. Inicialmente ellos tenían su propio barrio dentro de la ciudad amurallada pero ahora han lo han expandido grandemente  penetrando incluso el distrito musulmán. También han establecido colonias en todas las direcciones en las afueras de las murallas de la ciudad. Estas no deben confundirse con las colonias agrícolas. Son simplemente bloques de casas de un piso construidas por alguna sociedad en especial. El consejo de jefes de la colonia maneja los asuntos en  cada una de ellas El diseño de las residencias es variado, la mayoría son edificaciones de un piso y dispuestas con poca consideración por la belleza o condiciones de sanidad  Estas colonias se extienden más de una milla a cada lado de la carretera de Yafo a Jerusalén así como tanbien del camino de Damasco y entre estas dos líneas. De  hecho, a excepción del lado este, estas “colonias” rodean a Jerusalén. Reciben nombres imaginativos como Mea-Shaarim (“Cien Puertas”), Ojel-Moshe, “Montefiore” (en recuerdo a Sir Moses Montefiore), etc.
Una  colonia judía particularmente pobre situada a una milla sobre la carretera Jerusalén-Yafa se edifico usando los grandes envases metálicos y las cajas de madera en los cuales el aceite de carbón  se trasladaba  a la Palestina principalmente desde Rusia. Esta colonia era conocida frívolamente por algunos de nosotros como “la colonia de las cajas”
La colonia mejor diseñada es la de los judíos Bujaros situada al norte de la ciudad. En ella se demarcaron primero las calles y luego se añadieron según la necesidad, las casas, muchas de ellas bien construidas. Hay pocos buenos edificios que sean marcadamente judíos.
En Jerusalén están  una hermosa sinagoga Sefardí y dos grandes sinagogas Asquenazíes. Hay también dos modestos hospitales judíos. Fuera de la muralla hay una buena biblioteca pública y también grandes edificaciones educativas y dos hospitales, uno de ellos construidos por Rothschild y el otro realmente muy bueno y de hermosa arquitectura conocido como Shaare-Zedek situado en la calle Yafo e inaugurado el ultimo año (1902)
Una gran proporción de los poblados judíos en todas las ciudades son insalubres, con mala ventilación, no iluminados ni por la luz del sol ni tampoco por ninguna otra. Muchas de ellas que están dentro de la ciudad amurallada son subterráneas y siempre muy húmedas.  Familias numerosas habitan en un solo cuarto día y noche. Las calles en tales barrios son estrechas, mal pavimentadas y muy sucias.
Los judíos habitan no solo en estos grandes pueblos sino también están dispersos en toda esta tierra. A lo largo de la costa desde Gaza hasta Beirut se les encuentra en número considerable. Muchos son los negocios que están en sus manos; especialmente la exportación de granos. No solo en los poblados sino también en todos los villorrios  se les consigue,  Pueden ser tenderos, sastres itinerantes, zapateros remendones,  mecánicos, vendedores ambulantes quienes de pueblo en pueblo resuelven las simples necesidades de los "fellahin" (campesino en árabe). Aun al este del río Jordán, entre los Beduinos, se encuentran judíos negociando la compra de grano para Damasco u otro sitio cualquiera. Entonces, últimamente, hay también ahora un número considerable de judíos que en años recientes se han establecido en las distintas “colonias agrícolas” situadas aquí y allá en toda la tierra. Sobre esto escribiré luego.
Todos los judíos en este terruño están bajo la jurisdicción del “Jajam Bashe” o Rabino Jefe de Jerusalén designado por el Sultán y quien tiene sobre sus correligionarios los mismos poderes que sobre los suyos tienen los patriarcas de varias iglesias orientales. Es el responsable de recolectar los impuestos y hacerlos llegar al tesoro turco. Debe resolver todas las disputas entre gentes de su pueblo y tiene el poder de decidir sobre todas las asuntos referidos a propiedad donde se conciernan solo los  judíos. Por supuesto debe ser un súbdito turco y hasta ahora siempre ha sido de procedencia sefardí; pero, los asquenazíes, quienes son ahora mayoría, por largo tiempo han tratado de que uno de ellos sea designado para el puesto. Ellos tienen su propio Rabino Jefe pero sin status político. Cada comunidad tiene su rabino jefe y en cada gran comunidad, como en Hebron, Tiberiades, Safed y Damasco tiene su propio rabino jefe quien tiene que ser reconocido por el Porte antes de poder ejercer sus poderes. Entrar a una  de estas oficinas en una ciudad santa es una gran ambición para un judío pío. El actual rabino  jefe  de Hebron es un estudiante que estuvo la mayor parte de sus últimos  50 años en Odessa y ha publicado muchos magnificos e indudablemente meritorios libros; y, aun así, considera que los arduos y exigentes deberes que le impone esta posición se compensan bien por el honor que elle le confiere en sus años postreros.
Un gran parte de los judíos son súbditos turcos y el número se incrementa. Los niños de aquellos que nacieron en el país pierden la protección extranjera en circunstancias ordinarias y muchos otros la pierden voluntariamente tanto al negarse a servir en el ejército de sus tierras nativas como también de otras maneras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario